En el Museo de bellas Artes de Sevilla se exponen más de 170 pinturas, por deseo expreso de sus propietarios. Ello ofrece la oportunidad única de exhibir las obras tal y como se encuentran en su medio habitual, que es el mismo tipo de ámbito privado para el que fueron creadas. La paciente labor de búsqueda de autores sevillanos, andaluces, y extranjeros que viajaron a Andalucia, nos muestra una evolución de más de un siglo de pintura y hace de esta coleción la más completa de su género.
La pintura sevillana del siglo XIX adquiere su personalidad partiendo de dos factores: el apego de nuestros artistas a la tradición local y la influencia del Romanticismo europeo como movimiento cultural. Con el nacimiento de este nuevo ideal estético, se rompio con los cánones de la cultura clásica y lo español, y lo andaluz se muestra como una nueva fuente de inspiración. La pintura mitológica y religiosa, se cambiaron por temáticas más descriptivas y anecdóticas.
Fueron los pintores extranjeros que viajaron a Andalucia a partir de 1830, los que consalidaron estos nuevos temas que se hicieron propios del romanticismo andaluz. Los tipos populares- bandoleros y majas-, fiestas y paisajes de nuestra geografia se convirtieron en una constante que duró más de un siglo. Fue tan importante el peso de la tradición que, incluso los pintores que trataron de apostar por la modernidad, no pudieron desprenderse de los viejos temas.
La pintura sevillana del siglo XIX adquiere su personalidad partiendo de dos factores: el apego de nuestros artistas a la tradición local y la influencia del Romanticismo europeo como movimiento cultural. Con el nacimiento de este nuevo ideal estético, se rompio con los cánones de la cultura clásica y lo español, y lo andaluz se muestra como una nueva fuente de inspiración. La pintura mitológica y religiosa, se cambiaron por temáticas más descriptivas y anecdóticas.
Fueron los pintores extranjeros que viajaron a Andalucia a partir de 1830, los que consalidaron estos nuevos temas que se hicieron propios del romanticismo andaluz. Los tipos populares- bandoleros y majas-, fiestas y paisajes de nuestra geografia se convirtieron en una constante que duró más de un siglo. Fue tan importante el peso de la tradición que, incluso los pintores que trataron de apostar por la modernidad, no pudieron desprenderse de los viejos temas.
Muy bonitos los cuadros, por el recuerdo emotivo, me quedo con los corrales de Chipiona.
ResponderEliminarPreciosa exposición.Es un tipo de pintura hasta ahora poco valorada pero últimamente se está reconociendo más el valor de la pintura costumbrista. Hay algunos cuadros buenísimos. Y por supuesto Gonzalo Bilbao, un fenómeno...
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