El joven Murillo
(Autorretrato)
Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) concluye su periodo de aprendizaje con Juan del Castillo en torno a 1640, iniciando entonces una carrera ascendente en solitario que le lleva a darse a conocer con su primer encargo. El conjunto del Claustro Chico del convento de San Francisco de Sevilla, realizado entre 1645 y 1646. El joven Murillo poco a poco, fue recibiendo encargos en la ciudad próspera y cosmopolita de Sevilla, puerta de Indias, sede de numerosas órdenes religiosas, mercado de estampas y de importantes colecciones de pinturas. En estos años de formación la influencia de maestros de la generación anterior, como Herrera el Viejo, Zurbarán y Ribera, se plasma en el realismo con el que trata los temas, en los magistrales estudios de luces y contrastes luminosos y en el gusto por la observación de la materia de sus obras. Es también evidente el influjo de su maestro Juan del Castillo, del flamenco afincado en Sevilla Juan de Roelas y de los relieves escultóricos de Juan Martínez Montañés y por supuesto en la producción sevillana del propio Velásquez, cuyas obras penetraron en la ávida retina del joven pintor.
En este periodo juvenil que va desde 1640 a 1655 aparece su personal modo de representar los temas religiosos, conducir las emociones y concentrar la atención de quien contempla su pintura, que no permanece indiferente. Sin embargo, las obras más conocidas por el público son las de su etapa madura.
En la primera parte de la exposición, nos encontramos al entrar con el autorretrato de Murillo, todavía joven, aparece como un hombre de su tiempo, sin atributos que definan su profesión. Este cuadro figuraba en los inventarios de las posesiones de Gaspar, hijo de Murillo, junto al autorretrato de su madurez, que se conserva en la Nacional Gallery de Londres.
El recorrido de la exposición se inicia por las pinturas realizadas por Juan del Castillo para el retablo principal del sevillano convento de Montensión, pintado en los últimos años de la estancia de Murillo en el taller de su maestro. La presencia al final de la primera sala de las pinturas más tardías de su producción, aunque no pertenecen a la exposición por estar pintadas en su madurez, permiten establecer una clara línea evolutiva entre las dos primeras décadas de la carrera de Murillo y las casi tres restantes, hasta su muerte en 1682.
Comentarios pie de fotos.
Sobre obras de Murillo que no hemos podido disfrutar en España, por estar depositadas en museos extranjeros , por diferentes causas... lamentables.
(Autorretrato)
Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) concluye su periodo de aprendizaje con Juan del Castillo en torno a 1640, iniciando entonces una carrera ascendente en solitario que le lleva a darse a conocer con su primer encargo. El conjunto del Claustro Chico del convento de San Francisco de Sevilla, realizado entre 1645 y 1646. El joven Murillo poco a poco, fue recibiendo encargos en la ciudad próspera y cosmopolita de Sevilla, puerta de Indias, sede de numerosas órdenes religiosas, mercado de estampas y de importantes colecciones de pinturas. En estos años de formación la influencia de maestros de la generación anterior, como Herrera el Viejo, Zurbarán y Ribera, se plasma en el realismo con el que trata los temas, en los magistrales estudios de luces y contrastes luminosos y en el gusto por la observación de la materia de sus obras. Es también evidente el influjo de su maestro Juan del Castillo, del flamenco afincado en Sevilla Juan de Roelas y de los relieves escultóricos de Juan Martínez Montañés y por supuesto en la producción sevillana del propio Velásquez, cuyas obras penetraron en la ávida retina del joven pintor.
En este periodo juvenil que va desde 1640 a 1655 aparece su personal modo de representar los temas religiosos, conducir las emociones y concentrar la atención de quien contempla su pintura, que no permanece indiferente. Sin embargo, las obras más conocidas por el público son las de su etapa madura.
En la primera parte de la exposición, nos encontramos al entrar con el autorretrato de Murillo, todavía joven, aparece como un hombre de su tiempo, sin atributos que definan su profesión. Este cuadro figuraba en los inventarios de las posesiones de Gaspar, hijo de Murillo, junto al autorretrato de su madurez, que se conserva en la Nacional Gallery de Londres.
El recorrido de la exposición se inicia por las pinturas realizadas por Juan del Castillo para el retablo principal del sevillano convento de Montensión, pintado en los últimos años de la estancia de Murillo en el taller de su maestro. La presencia al final de la primera sala de las pinturas más tardías de su producción, aunque no pertenecen a la exposición por estar pintadas en su madurez, permiten establecer una clara línea evolutiva entre las dos primeras décadas de la carrera de Murillo y las casi tres restantes, hasta su muerte en 1682.
Comentarios pie de fotos.
Sobre obras de Murillo que no hemos podido disfrutar en España, por estar depositadas en museos extranjeros , por diferentes causas... lamentables.
The Matthiesen Gallery, Londres.
Puede considerarse esta pintura una de las grandes obras maestras de Murillo. La pintura intensa y de gran dramatismo, fue llevada a Italia en el siglo XVIII, desde entonces permanece fuera de España.
Museumslandsahaft Hessen Kassel.
Aun tratandose de asunto biblico, asombra este cuadro, porque murillo se aparta de su linea de pintor, de asuntos religiosos o populares.
(1645- 1648)
Museo del Louvre.
En esta obra dedicada a la infancia vagabunda, Murillo quiere evocar algunos personajes de la literatura picaresca, caso del Guzmán del Alfarache.
(1645-1648)
Alte Pinakothek, Múnich.
Con esta pintura Murillo defendia de manera amable, el amparo a los pobres y la justicia social y que el pintor convierte en uno de sus asuntos predilectos.
The Detroit-Institute of Arts Detroit.
Una de las obras desconocidas de Murillo en nuestro pais, que más me ha gustado, nunca antes habia visto al Niño de Dios dormido placidamente bajo la mirada amorosa de la Virgen.
Lier (Belgica)
Este cuadro fue tratado por Murillo a lo largo de su carrera en cuadros dedicados a la devoción privada, considerándose esta versión como una de las primeras. Aqui aparece la Virgen sentada de tres cuartos con el Niño, que sostiene una manzana como simbolo de la redención del pecado original sobre sus rodillas.
Museo Nacional de Arte Antiga.
Este lienzo se encuadra dentro de las últimas pinturas del periodo juvenil de Murillo.
Mie Prefectual Art Museum, Mie-Ken (Japón)
Obra de gran refinamiento y elegancia al presentar a la martir como una heroina que acepta el martirio con resignación cristiana.
3 comentarios:
¡Estupenda exposición...!
Es un placer ver esos cuadros hasta ahora tan desconocidos para nosotros . Me gustaron mucho los de los niños callejeros, que tanta fama le darían posteriormente.Y los de la Magdalena, qué buenos.
Y tantos otros...
Me hace gracia el de "el casto José". Me recuerda lo que decía Luis Ciges en aquella peli:
"Yo no sé si esto es Aída... o La Corte del Rey Faraón".
Besos, Mami
Interesantísima. Los lienzos expuestos son una verdadera joya que nadie debería perderse. Y tan nuestros...
Un abrazo
!No todo el mundo valora el arte, ni pierde su tiempo en conocerlo!
Publicar un comentario